Neil Young: el rugido de la honestidad en un mundo que prefiere el silencio


 

Hay músicos que hacen canciones.
Y hay otros, como Neil Young, que hacen heridas.
Heridas que no sangran, pero duelen.


Porque cada vez que canta, algo se rompe un poco más adentro. Y, sin embargo, uno vuelve a él como se vuelve a casa: con miedo, pero con necesidad.


🎸 El lobo solitario del folk-rock

Descubrí a Neil Young en un momento de mi vida en que estaba cansado de los adornos.


Quería algo crudo, sin filtro, sin maquillaje.


Y ahí apareció él: con su voz aguda y quebradiza, como un cuaderno arrugado al que aún le quedan versos.


No es cómodo escucharlo.
Pero es real. Brutalmente real.


Desde sus días con Buffalo Springfield hasta sus colaboraciones con Crosby, Stills, Nash & Young, Neil ya mostraba esa tensión entre armonía y conflicto, entre grupo e individuo. 


Pero su verdadero hogar siempre fue la soledad de su guitarra acústica… o el estruendo de Crazy Horse.


🌌 Dos almas en un mismo cuerpo: el trovador y el eléctrico

Neil Young es dos músicos en uno.


Por un lado, el autor de himnos delicados como “Heart of Gold”, “Old Man”, “Harvest Moon”.


Canciones que parecen escritas con la yema de los dedos, con el viento entre los árboles.


Por otro, el guerrillero eléctrico de “Cortez the Killer”, “Like a Hurricane”, “Hey Hey, My My”.


Ese que agarra la guitarra como si fuera una motosierra poética y arrasara todo a su paso con distorsión, eco y feedback.


Lo más increíble es que ambos Neil son igual de auténticos.


Y no hay muchos artistas que puedan vivir en ambos extremos sin perder el alma en el camino.


🧭 Siempre incómodo, siempre coherente

Young nunca ha buscado gustar.
Se ha peleado con discográficas, con fans, con gobiernos, con festivales, con algoritmos.


Se ha enfrentado a Spotify, a Monsanto, a las guerras, al consumismo.


Y lo ha hecho no desde el eslogan, sino desde la canción.


Con la guitarra colgando como una escopeta cargada de verdad.


Incluso sus discos más erráticos (y hay muchos) tienen algo que otros no: intención. Riesgo. Coherencia interna.


Él no compone para complacer. Compone porque tiene algo que decir, aunque no sepas si lo entenderás a la primera.


🌱 La ternura áspera del que ha vivido mucho

Pero no todo es rabia. En discos como Harvest, Comes a Time, Prairie Wind o Silver & Gold, aparece ese Neil que te canta al oído como un abuelo melancólico, con el corazón roto pero aún creyendo en el amor, en la tierra, en la música.


Hay una melancolía luminosa en él que siempre me atrapa.


Una sensación de que incluso en la pérdida, en el tiempo que pasa, en la voz que se quiebra, hay belleza.


✊🏼 Neil Young no te abraza. Te dice la verdad.

Es uno de los pocos artistas que ha hecho del fracaso, la honestidad y la terquedad una forma de arte.


Escucharlo no es fácil. Pero si estás dispuesto a quedarte, te cambia.


Neil Young me enseñó que no hay que tener miedo a sonar mal, si lo que estás diciendo es importante.


Y que a veces, una guitarra desafinada puede decir más que una orquesta perfecta.


Por eso, cuando el mundo me parece falso, lo pongo a él.
Y suena la voz de alguien que nunca se rindió.


“It’s better to burn out than to fade away.”

 

Y Neil nunca se apagó.


Ni lo hará.

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